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nesravazza

BAR BRITANICO

BAR BRITANICO Hola a todos:

Quien suscribe estas líneas ha sido, a lo largo de los años, un asiduo concurrente a los bares de la ciudad de Buenos Aires.

Como parroquiano de tantos maravillosos lugares de la ciudad, puedo afirmar, sin duda alguna, que nunca hubo quien atienda mejor esos locales que los inmigrantes gallegos y algunos asturianos que han venido a entregar su vida para el progreso del país y de la ciudad de Buenos Aires.

Recuerdo por ejemplo, en especial, a mi amigo Manolo (que ahora está en el cielo) y que atendía con toda su dedicación el bar inmortal de la esquina del pasaje El Zonda y la avenida Castañares en el corazón del Parque Chacabuco.

Para darles un ejemplo, puedo contarles que allí, - si un cliente pedía un “especial de cocido y queso” - Manolo se lo servía con el mejor jamón cocido que se obtenía en la ciudad y dentro del interior de un enorme pan flauta.

Aquello no era un sándwich, sino un monumento al sándwich.

Hoy hay tres queridos gallegos están en apuros.

Son quienes a los largo de 46 años ( ¡cuarenta y seis años !) han estado al frente del Bar Británico del Parque Lezama.

Ellos convirtieron la esquina de la calle Brasil en un lugar compartido por todos.

Gracias a su tarea tenaz, incontrovertible e invariable, aquella esquina mitológica donde don Ernesto Sábato se largo a escribir la historia de Alejandra en “Sobre Héroes y Tumbas” se fue convirtiendo de a poco en un espacio público que en realidad nos pertenece a todos.

Yo desayuné alguna vez allí con un exquisito capuccino y unas riquísimas medialunas tibias y recién llegadas de la panadería que eran exquisitas e incomparables.

Quiero decirles que según pude averiguar hace pocas horas, es probable que mañana o pasado los desalojen del local.

Los gallegos están viejos y el tiempo los fue gastando

Ellos, (al igual que el tango), aman sobremanera a este país lejano al que vinieron a entregar su vida y su trabajo.

Y no es imprudente descartar que los “modernos” que luego lo ocupen, terminen convirtiendo el lugar en una esquina donde prolifere el acrílico, la formica y el plástico.

No sé si esta batalla está perdida de antemano.

Sólo quise contarles a los miembros del club esta historia emotiva y melancólica para ver si entre todos podemos hacer algo.

Les mando un abrazo.

NES




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